Valor de Enero: Orden

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El orden es un valor que está en la base de todos los demás valores humanos. Proporciona confianza y seguridad y aumenta la eficacia en nuestras vidas.
La educación del orden es necesaria para el óptimo desarrollo del niño y debe comenzar con su vida en aspectos como el horario de las comidas, las horas de sueño, el aseo personal e incluso el juego.
El orden facilita la convivencia familiar, los padres tienen que ser los primeros en vivir los valores que quieren fomentar en sus niños ya que éstos lo captan todo.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras y para los niños las personas más importantes son sus padres y la enseñanza más eficaz es el ejemplo que reciben en casa. Por lo tanto es esencial mantener unas normas de conducta que marquen un orden y faciliten una convivencia grata para que desde que es pequeño aprenda a vivir con ese orden.
EL ROBOT DESPROGRAMADO           (VALOR : ORDEN)

Luís vivía en una casa con todo lo que quería, no ayudaba mucho en casa por lo que se puso muy contento cuando sus papás compraron un robot último modelo. Desde ese momento, iba a encargarse de hacerlo todo: cocinar, limpiar, planchar y lo más importante recoger la ropa y su cuarto, que era lo que menos le gustaba a Luís. Así que aquel primer día Luís dejó su habitación hecha un desastre, solo para levantarse al día siguiente y comprobar que todo estaba perfectamente limpio. De hecho, estaba “demasiado” limpio porque no era capaz de encontrar su camiseta favorita, ni su mejor juguete, por mucho que los buscó no volvieron a aparecer y lo mismo fue ocurriendo con muchas otras cosas que desaparecían, así que empezó a sospechar de su robot. Preparó todo un plan de espionaje y siguió al robot por todas partes, hasta que le pilló con las manos en la masa, cogiendo uno de sus juguetes del suelo y guardándoselo. El niño fue corriendo a contar a sus padres que el robot estaba roto y mal programado, y les pidió que lo cambiaran, pero sus padres dijeron que de ninguna manera, que eso era imposible y que estaban encantados con el robot, que además cocinaba divinamente.

Un día el robot oyó sus protestas y se acercó a él para devolverle uno de sus juguetes y algo de ropa.
-¡Toma niño, no sabía que esto te molestaba!-dijo con su metálica voz.
-¡Cómo no va a molestarme, llevas semanas robándome cosas! respondió furioso Luís.
-Sólo creía que no te gustaban y que por eso las tratabas tan mal y las tirabas por el suelo, yo estoy programado para recoger todo lo que pueda servir, y por las noches lo envío a lugares donde a otra gente pueda darles buen uso, soy un robot muy eficiente.
Entonces Luís comenzó a sentirse avergonzado. Llevaba toda la vida tratando las cosas como si no sirvieran para nada, sin cuidado ninguno, cuando era verdad que mucha otra gente estaría encantada de tratarlas con todo el cuidado del mundo, y comprendió que su robot no estaba roto ni desprogramado sino que estaba verdaderamente bien programado!
Desde entonces, decidió convertirse él mismo en un niño muy eficiente poniendo verdadero cuidado en tratar bien sus cosas, tenerlas ordenadas y no tener más de las necesarias, y a veces hasta compraba cosas nuevas para acompañar a su buen amigo el robot a visitar y ayudar a aquellas otras personas.

 

 

Luis lived in a house with everything he wanted, and he did not help much at home so he was very happy when his parents bought the latest robot model.

From that moment on, the robot would take care of everything: cook, clean, iron and most importantly clean up clothes and his room, which was the thing Luis liked to do least.

So that first day Luis left his room a mess, only to get up the next day and make sure that everything was perfectly clean.

In fact, it was “too” clean because he was not able to find his favorite shirt or his best toy. No matter how much he looked for them they did not appear and the same was happening with many other things that disappeared, so he began to suspect his robot. He prepared a whole spying plan and followed the robot around, until he caught him red handed, taking one of his toys from the ground and keeping it.

The boy ran to tell his parents that the robot was broken and badly programmed, and asked them to change it. But his parents said no way, that it was impossible and that they were delighted with the robot, who also cooked divinely.

One day the robot heard his protests and approached him to return one of his toys and some clothes.

“I did not know that this bothered you,” he said in his metallic voice.

“How could this not bother me, you’ve been stealing things for weeks!” Luis answered furiously.

“I just thought you didn’t like them and that’s why you treated them so badly and threw them on the floor. I’m programmed to collect everything I can, and at night I send it to places where other people can use them. I am a very efficient robot.”

Then Louis began to feel ashamed. He had been treating things all his life as if they were of no use, without any care, when it was true that many other people would be delighted to treat them with all the care in the world, and understood that their robot was not broken or deprogrammed but was truly well programmed!

Since then, he decided to become a very efficient child, making sure to treat his things well, to have them organized and to not have more than necessary. And sometimes he even bought new things to accompany his good friend the robot to visit and help other people.