VALOR DEL MES; ORDEN

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El ORDEN es un valor que está en la base de todos los demás valores humanos. Proporciona confianza y seguridad y aumenta la eficacia en nuestras vidas. La educación del orden es necesaria para el óptimo desarrollo del niño y debe comenzar con su vida en aspectos como el horario de las comidas, las horas de sueño, el aseo personal e incluso el juego. El orden facilita la convivencia familiar, los padres tienen que ser los primeros en vivir los valores que quieren fomentar en sus niños ya que éstos lo captan todo. Se dice que una imagen vale más que mil palabras y para los niños las personas más importantes son sus padres y la enseñanza más eficaz es el ejemplo que reciben en casa. Por lo tanto es esencial mantener unas normas de conducta que marquen un orden y faciliten una convivencia grata para que desde que es pequeño aprenda a vivir con ese orden.

La bruja desordenada

Había una vez una bruja llamada Lola que hacía unas pócimas y unos hechizos increíbles.  Tenía recetas para conseguir cualquier cosa, y sabía hechizos que nadie más en el mundo conocía. Era tan famosa que todas las brujas del mundo querían robarle los libros que contenían todos sus secretos. Lo cierto es que la bruja Lola era una bruja perfecta. Bueno, casi perfecta. Porque lo cierto es que tenía un gran defecto: era muy desordenada. Pero a ella le daba lo mismo, porque cuando necesitaba algo que no encontraba lanzaba un hechizo y aparecía. Pero un día el hechizo de la bruja Lola para localizar cosas falló. Ella no entendía qué podía pasar, porque era el mismo hechizo de siempre. Un ratoncito que vivía en su casa y que en tiempos había sido un niño, se subió a una mesa y le dijo:
– Bruja Lola, no es el hechizo lo que falla sino que no buscas el libro correcto.
– ¿El libro correcto? ¿Y cual es el libro correcto? Madre mía… ¡estoy perdiendo la memoria!
La bruja Lola intentó hacer un hechizo para recuperar la memoria, pero como no sabía en qué libro estaba y tampoco se acordaba, no pudo hacerlo.
-Si me conviertes otra vez en niño y me dejas marchar te ayudaré a buscar la pócima que necesitas para recuperar la memoria -dijo el ratoncito.

-Está bien, pero, ¿cómo sé que no me vas a engañar? -dijo la brujo Lola.

-Puedes hacer un hechizo para cerrar la puerta para que no me escape. En ese libro de ahí tienes las instrucciones para hacerlo. Si me conviertes en niño de nuevo te ayudaré a colocar todo esto y encontraremos todo lo que no encuentras. Pero después me tienes que dejar marchar. La bruja Lola accedió, hizo el hechizo para cerrar la puerta y convirtió al ratón de nuevo en niño. Juntos ordenaron todo aquel desastre. Pero como el niño no se fiaba mucho de la bruja Lola cogió uno de sus libro de hechizos y pócimas y lo escondió por si acaso.

Cuando acabaron de ordenarlo todo, el niño le pidió a la bruja Lola que le abriera la puerta, pero ésta le traicionó y le volvió a convertir en ratón.

En poco tiempo, la bruja Lola volvió a tener su laboratorio mágico tan desordenado que era imposible encontrar nada. Y cuando la bruja Lola se dio cuenta de que no encontraba lo que necesitaba intentó lanzar el hechizo para encontrar cosas. Pero lo había olvidado. Y también había olvidado la receta de pócima para acordarse de las cosas. Intentó buscar los libros, pero aquello era un auténtico desastre.

Entonces la bruja se acordó del ratón, y le prometió que esta vez lo dejaría marchar como un niño normal si le ayudaba a recoger aquello. Al ratoncito le pareció bien y ayudó a la bruja Lola.

Cuando terminaron de ordenar todo la bruja Lola se dio cuenta de que el libro que buscaba no estaba allí.

-¿Buscas esto? -le dijo el niño, sacando el libro de hechizos que había escondido la vez anterior.

-¡El libro! ¡Dámelo!

El libro contenía todos los hechizos y pócimas que necesitaba la bruja Lola: el hechizo de encontrar cosas, la pócima para recordar lo olvidado y, por supuesto, el conjuro para convertir al niño en ratón. El niño lo sabía, y no estaba dispuesto a devolver el libro.

-No te acerques. Abre la puerta y déjame marchar.

La bruja abrió la puerta con la intención de engañar al niño y quitarle el libro pero el muchacho fue más listo. En el libro había un conjuro para desordenarlo todo que había estudiado muy bien. Así que, cuando la puerta se abrió, el niño lo recitó mientras lanzaba el libro que tenía entre manos.

-Ahora tendrás que ordenarlo todo tú sola si quieres volver a encontrar algún libro, bruja mentirosa.

Así fue como el niño logró escaparse de la bruja Lola, que tardó semanas en ordenarlo todo de nuevo. Eso sí, tanto trabajo le costó colocar cada cosa en su sitio, que no volvió a tener su laboratorio mágico desordenado nunca más ni tampoco a convertir a ningún niño en ratón.

 

 

The Unorganized Witch

There was once a witch named Lola who made incredible potions and spells.

She had recipes to get anything, and she knew spells that nobody else in the world knew. She was so famous that all the witches in the world wanted to steal the books that contained all her secrets.

The truth is that Lola the witch was a perfect witch. Well, almost perfect. Because the truth is that she had a big defect: she was very messy. But she did not care, because when she needed something she could not find, she would cast a spell and it appeared.

But one day Lola the witch’s spell to locate things failed. She did not understand what could have happened, because it was the same spell as always. A mouse that lived in his house and that had once been a child, climbed a table and said:
– Witch Lola, it is not the spell that fails. You are not looking for the right book.

– The right book? And what is the correct book? My goodness… I am losing my memory!

Lola the witch tried to cast a spell to recover the memory, but since she did not know what book it was in and she could not remember, she could not do it.

“If you turn me into a child again and you let me go, I’ll help you find the potion you need to recover your memory,” said the little mouse.

-Okay, but how do I know you’re not going to cheat me? said Lola the witch.

-You can cast a spell to close the door so I do not escape. In that book there you have the instructions to do it. If I become a child again I will help you with all this and find everything you cannot find. But then you have to let me go.

Lola the witch agreed, made the spell to close the door and turned the mouse back into a child. Together they organized the whole disaster. But because the boy did not trust Lola the witch very much he took one of her books of spells and potions and hid it just in case.

When they finished organizing everything, the boy asked Lola the witch to open the door, but she betrayed him and turned him into a mouse again.

Soon enough, Lola the witch returned to have her magical laboratory so messy that it was impossible to find anything. And when Lola the witch realized that she could not find what she needed, she tried to cast the spell to find things. But she had forgotten it. And she had also forgotten the potion recipe to remember things. She tried to find the books, but that was a real disaster.

Then the witch remembered the mouse, and promised that this time she would let him go like a normal child if he helped her clean up. The little mouse thought it was a good idea and he helped Lola the witch.

When they finished organizing everything, Lola the witch realized that the book she was looking for was not there.

-Looking for this? the child said, taking out the spell book he had hidden last time.

-The book! Give it to me!

The book contained all the spells and potions that Lola the witch needed: the spell to find things, the potion to remember the forgotten and, of course, the spell to turn the child into a mouse. The boy knew it, and he was not willing to return the book.

-Stay away. Open the door and let me go.

The witch opened the door with the intention of deceiving the child and taking the book but the boy was smarter. In the book there was an incantation to disarrange everything that she had studied very well. So, when the door opened, the boy recited it while throwing the book he was holding.

“Now you’ll have to sort everything out by yourself if you want to find a book again, you devious witch.

This was how the boy managed to escape from Lola the witch, who took weeks to organize everything again. Of course, it took her so much time to put everything in its place, that she never had her magical laboratory unorganized again, nor did she ever turn any child into a mouse.